Un mundo de contrastes
Fidalgo / 10 Maggio 2019

  Un mundo de contrastes Vivimos en sociedades donde al parecer asustan mucho las diferencias, donde cuesta incluir lo diferente, lo que no encaja con esquemas preconcebidos. Sin embargo, al parecer, no duelen ni preocupan demasiado los contrastes (video). Las diferencias son necesarias, y con ellas y desde ellas podemos entretejer la vida, con sus variopintos colores, sabores y, sobre todo, sabidurías, las cuales nos darán trabajo ciertamente, muchas veces habrá que respetarlas, otras integrarlas y otras superarlas, pero que al final nos dejarán siempre con la satisfacción de haber recibido la vida en su mayor dignidad, esto es, en su riquísima variedad de expresiones humanas y bio-sistémicas. Los contrastes no son solo diferencias “notables”, definirlos así no es más que un eufemismo hiriente y fatuo. Más bien indican realidades que se oponen radicalmente. Se repelen una a otra, porque una desenmascara a la otra, porque una resulta insultante y denigrante para la otra. Por lo tanto, hablamos de realidades que expresan: contradicción, contraposición, antagonismo, enfrentamiento, contrariedad. Nuestros jóvenes, y con ellos todos/as nosotros/as, vimos en un mundo signado por el gran contraste de estar «lleno de progresos», pero en el cual estamos expuestos «al sufrimiento y a la manipulación»,…

No duelen los escándalos hasta que los escándalos no duelen…
Fidalgo / 22 Marzo 2019

No duelen los escándalos hasta que los escándalos no duelen… Lo dice el papa Francisco, lo comentan los curas y los laicos más comprometidos, lo expande como regadío la prensa, no pocas veces muy amarilla e indolente: los escándalos sexuales golpean a la Iglesia. Hay que aceptarlo y enfrentarlo. Se debe hacer justicia. Ciertamente. Pero, ¿cuál? ¿De qué modo? Si el dolor solo lleva al revanchismo, a las venganzas y a las búsquedas de meras compensaciones de dinero y al clásico: “que se pudra en la cárcel”. Poco hemos avanzado en humanidad, poco aprendemos de nuestras heridas. El verdadero dolor busca abrir paso a la cura, a la compasión, tanto por la víctima como por el victimario, con todas las diferencias del caso, pero no sin que esas diferencias diferencien el modo de hacer justicia. Una cosa es cierta, estos sucesos nos llaman a vivir con mayor transparencia, a decirle definitivamente adiós a todo tipo de ocultamiento, pero ello no quiere decir perder el respeto por las personas, por las que se equivocan y por las víctimas de dicho equívocos. Además, toda situación necesita su discernimiento, analizar las causas, personales y estructurales, y por ende clarificar las responsabilidades en cada…