Una invitación a todos a la santidad en la vida cotidiana
Fidalgo / 12 Aprile 2019

Una invitación a todos a la santidad en la vida cotidiana Santidad: realidad que atrae y abruma. Quisiéramos adentrarnos al tema partiendo de la exhortación papal Gaudete et Exsultate (GE-2018), pero en relación con algunos elementos de la espiritualidad redentorista, pues estos están en íntima relación con la moral alfonsiana. El Papa pretende una renovación fundamental en el estilo de vida de los cristianos, de modo que pueda ser creíble y comunicable como una verdadera buena noticia para el mundo de hoy. Parece que Francisco muestra una clara conciencia de que sin una nueva forma de enfrentar los desafíos del presente (praxis) y de discernirlos en profundidad, para vivirlos en la vida diaria, de una manera nueva y alternativa (espiritualidad), nada de lo que se hace tendrá un poder transformador real a largo plazo. Para ello, vuelve a proponer el talante de la «alegría», fuente y expresión de la vida cristiana. Lo hace desde dos claves teológicas: la prioridad de la gracia y la direccionalidad de la enseñanza fundamental de Jesús. Para desandar este diseño, lo primero es dejar falsas garantías, miedos y cerrazones, y dejarnos llevar por la dinámica de la gracia, para que nos lleve a sentir, ver,…

No duelen los escándalos hasta que los escándalos no duelen…
Fidalgo / 22 Marzo 2019

No duelen los escándalos hasta que los escándalos no duelen… Lo dice el papa Francisco, lo comentan los curas y los laicos más comprometidos, lo expande como regadío la prensa, no pocas veces muy amarilla e indolente: los escándalos sexuales golpean a la Iglesia. Hay que aceptarlo y enfrentarlo. Se debe hacer justicia. Ciertamente. Pero, ¿cuál? ¿De qué modo? Si el dolor solo lleva al revanchismo, a las venganzas y a las búsquedas de meras compensaciones de dinero y al clásico: “que se pudra en la cárcel”. Poco hemos avanzado en humanidad, poco aprendemos de nuestras heridas. El verdadero dolor busca abrir paso a la cura, a la compasión, tanto por la víctima como por el victimario, con todas las diferencias del caso, pero no sin que esas diferencias diferencien el modo de hacer justicia. Una cosa es cierta, estos sucesos nos llaman a vivir con mayor transparencia, a decirle definitivamente adiós a todo tipo de ocultamiento, pero ello no quiere decir perder el respeto por las personas, por las que se equivocan y por las víctimas de dicho equívocos. Además, toda situación necesita su discernimiento, analizar las causas, personales y estructurales, y por ende clarificar las responsabilidades en cada…