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Academia Alfonsiana

Profesor Martin McKeever, Redentorista

Datos Biográficos
He nacido en Belfast, Irlanda del norte, el 20 de febrero de 1958. ¡Cuarto de nueve hijos, he aprendido rápido en la vida que cosa significa vivir con muchos en un espacio limitado! En aquél tiempo la violencia política fue predominante en Irlanda del norte de modo que mi infancia está marcada por recuerdos de fuego, sangre y miedo. Por gracia de Dios, el calor y la seguridad de la vida de la familia compensó este triste contexto y ha sido posible tener una normal y racional infancia y juventud.

Mi padre trabajó como montador de andamios, a menudo sobre las cimas de las iglesias. En aquel tiempo los niños de la edad de 11 años tenían que sostener un exámen que determinaba más o menos su futuro académico. ¡Tengo un recuerdo feliz del día en que fuí con algunas de mis hermanas a la cima de la iglesia donde mi padre estaba trabajando para agitarle la carta que decía qué había pasado el examen hacía poco. No habiendo tenido la oportunidad de estudiar, mis padres se sacrificaron continuamente de modo que todos sus hijos pudieran continuar su educación en cualquier nivel que hubieran elegido. Sin ninguna duda su ejemplo es el manantial del cual yo he derivado, el profundo deseo de ayudar a los otros en su crecimiento académico.

A la edad de 16 he tenido mi primer contacto importante con los Redentoristas através del servicio juvenil en la Casa de retiros de San Clemente, Belfast. Ha sido justo en este contacto que he sentido el deseo de ser un redentorista, es decir, de querer hacer lo que vi hacer a los redentoristas en este ministerio. En el University College, Galway, he tenido la oportunidad de estudiar filosofía y literatura antes de emprender los estudios de teología. Siempre estaré agradecido por esto, en cuanto, me ha permitido de acercarme a la teología consciente de que existe una gama más vasta de preguntas de la que yo hubiera pensado. Otra fase importante en mi vida han sido los dos años de residencia en el ministerio juvenil en la Provincia de Colonia con los Redentoristas en Alemania.

Primer Contacto con la Academia Alfonsiana
Cuando vine por la primera vez a Roma en el 1985, como estudiante universitario, fue simplemente con el objetivo de aprender el idioma italiano. Gracias a la comprensión y a la imaginación de mis superiores en Irlanda, mis solicitudes de aprender las varias lenguas europeas occidentales siempre fueron aceptadas y apoyadas. Habiendo adquirido cierta familiaridad con el francés y con el alemán, fue una alegría para mí descubrir “la lingua più bella del mondo!” Se ha tratado de amor a primera vista... han transcurrido más de veinte años de mi primera visita y puedo decir que he acabado por querer a Italia y a la lengua italiana.

Después de la ordenación en el 1987 me han encargado el trabajo juvenil en Cork, Irlanda. Si es verdad que me gustaba este ministerio, estaba convencido desde el principio que mi llamada era para la vida académica. Por este motivo, he venido a Roma en el 1989, para emprender los estudios para la licencia en la Academia Alfonsiana. En aquél período las condiciones físicas de los edificios y los recursos de la biblioteca etcétera eran mucho más modestas, pero había un profundo sentido de seriedad en el estudio y en el modo de pensar que me gustaron. Gracias a la paciencia del Prof. Raponi y del Prof. Cappelletto por la tesis de licencia, y luego gracias al Prof. Johnstone y al Prof. Cipriani, del Augustinianum, a nivel de doctorado, más tarde he sido capaz de terminar mi tesis de doctorado con el título “The Cardinal Desiderative Power of the Self-directing Subject: an ethical exegesis of voluntas en St. Augustine’s De libero arbitrio”. Habiendo enseñado teología moral por algunos años en Irlanda en el Kimmage Mission Institute y en la Pontifical University de Maynooth, he sido finalmente designado a enseñar en Roma en el 1997.

La vida como Profesor en la Academia Alfonsiana
Cuando he llegado a la Academia, me designaron una grande habitación, vacía y polvorienta y me dijeron que tendría que usar ese espacio para el estudio y para vivir. Gracias a la generosidad y al estímulo de los Profesores Hidber y Cannon, me he instalado enseguida y me preparé para empezar mi investigación y la preparación de los cursos. El área que me fue asignada fue el pensamiento político dentro del ámbito de la ética social. En los diez años en que he enseñado e indagado en este campo, he tenido la oportunidad de aprender muchísimo y espero poderlo comunicar a los otros. Uno de los más importantes aspectos de la vida para mí ha sido un largo proceso de experimentación del método de la enseñanza. Desde cuando fui estudiante, estaba convencido de la inadecuación del “modelo depositario (o bancario)”, de la educación. He podido encontrar que los estudiantes a este nivel son capaces de afrontar directamente los textos de grandes pensadores como Agustín y Tomás, antes que simplemente escuchen hablar de ellos a otras personas. Entre mis recuerdos más felices de la vida de la Academia están los de haber intervenido en calurosos debates sobre la justicia y sobre la verdad entre estudiantes apasionados de todo el mundo.

Desde el 2001 al 2007 he sido redactor de nuestra revista académica Studia Moralia. Este trabajo me ha hecho consciente de la necesidad de una investigación seria en el campo de la teología moral. El único modo de mejorar el perfil de la Academia en la escena global está en la calidad de las publicaciones que son fruto de una investigación y de una colaboración internacional.

Nuevas responsabilidades
El pasado mayo he sido nombrado ‘Rector’ de la Academia. Aunque esté convencido que mi vocación primaria es estudiar, soy feliz de aventurarme en este encargo administrativo. Confiado con el apoyo de los estudiantes, del personal administrativo, de los colegas y de las varias autoridades implicadas, afrento este papel con esperanza y vigor. Espero promover un espíritu de seriedad académica en un contexto social benigno y cordial. Quisiera concluir estas reflexiones agradeciendo anticipadamente a todos los que desde adentro de la Academia o desde otros lugares me ayudarán a afrontar más adelante los serios desafíos.